A marea.

Cuando la marea bajaba en la ría , siempre aparecía aquella parte más elevada de la arena justo al lado de las rocas de mejillones, a la derecha. Es ahí donde solíamos jugar a que ese terreno era nuestra Isla, y digo isla porque éramos tán pequeños que todavía  teníamos la capacidad de ver las cosas más grandes y disfrazarlas en lo que a nosotros se nos antojase.
Sabiendo que tarde o temprano la marea subiria, preparábamos fortalezas de arena en cada borde de la isla, y despues, cuando la fortaleza estaba ya terminada, esperábamos al sol aquel lento vaiven de las olas que se aproximaban al subir la marea de aquella ría gallega de mis recuerdos.
Cuando el agua llegaba a nuestra isla, tenía que detenerse más tiempo del que había previsto en aquella zona de la playa, y mientras las olas luchaban lentamente con nuestra fortaleza , yo me imaginaba que era como una sirena de la arena,rodeada de mar infinito. Ne hacía tán feliz ser dueña de aquel pedacito de playa ,aun sabiendo que tarde o temprano se iba a destruir..
Y cuántas islas hemos construído despues de aquella, cuántos fuertes defendiendo territorios que tarde o temprano serán arrassados por la marea.Y nos harán  volver nadando hacia la firme orilla con la toalla , cubos y palas sobre nuestras cabezas ...para llegar y contarle a los demas lo bonita que era la Isla, y lo bien que lo pasamos hasta que llegó la marea.